Arresto de “El Flaquito” y alarmas por posible alianza entre CJNG y “Los Chapitos”
- Redacción

- 21 jun
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Tijuana, Baja California. — La captura de Pablo Edwin Huerta Nuño, mejor conocido como “El Flaquito”, ha generado nuevas interpretaciones dentro del contexto del crimen organizado en México. Exoperador de alto perfil en Tijuana, su detención no solo representa un golpe al debilitado Cártel de los Arellano Félix, sino que también ha encendido alertas sobre una posible reconfiguración de alianzas criminales entre dos de los grupos más poderosos del país: el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y la facción de “Los Chapitos”.
Un operador clave en la frontera norte
Huerta Nuño operaba principalmente en Tijuana, ciudad estratégica para el tráfico de drogas hacia Estados Unidos. Durante años mantuvo una estructura criminal basada en violencia, extorsión y dominio territorial. Su nombre se vinculó con varios hechos de alto impacto, incluyendo atentados en su contra y pugnas internas por el control de la plaza.
Fue detenido tras una operación conjunta entre fuerzas federales que incluyó cateos simultáneos en domicilios del estado de Baja California. En el lugar fueron aseguradas armas, drogas, vehículos de lujo y otros objetos de valor. Además, el detenido cuenta con una orden de aprehensión con fines de extradición hacia Estados Unidos por diversos delitos relacionados con el narcotráfico.
¿Entrega pactada? La hipótesis de una nueva alianza
Analistas en seguridad nacional han comenzado a señalar que la detención de “El Flaquito” podría no haber sido fortuita. Algunas versiones sostienen que el CJNG habría cedido información estratégica para facilitar su arresto, como parte de un acuerdo no declarado con “Los Chapitos”, el grupo liderado por los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Esta supuesta alianza respondería a intereses comunes: consolidar rutas de tráfico, eliminar intermediarios incómodos y ampliar su presencia en regiones clave del país, como la frontera con California. Para los expertos, esta jugada encajaría con un patrón observado recientemente, donde grupos antes rivales ahora buscan acuerdos temporales para mantenerse vigentes ante la presión de las autoridades y la competencia entre cárteles.
Una advertencia hecha realidad
Meses atrás, instituciones internacionales dedicadas al combate del narcotráfico habían advertido sobre la posibilidad de que surgiera una alianza entre el CJNG y la facción de “Los Chapitos”. Aunque en su momento se consideró improbable por la rivalidad histórica, los recientes movimientos apuntan a una lógica distinta: la cooperación como método de expansión y supervivencia.
La salida de Huerta Nuño de la escena criminal podría haber sido la condición necesaria para permitir una reestructuración del control en Tijuana, donde ambas organizaciones tendrían interés en establecer dominio sin enfrentar oposición interna.
Implicaciones para el país
Si esta alianza se consolida, México podría enfrentarse a un nuevo esquema delictivo de gran alcance. Las dos organizaciones controlan redes de tráfico de metanfetaminas, cocaína, armas y personas, y una colaboración entre ambas podría facilitar la expansión territorial, incrementar la violencia en zonas disputadas y complicar la labor de las instituciones de seguridad.
Además, esta detención deja claro que la frontera norte sigue siendo una de las regiones más vulnerables ante los intereses del narcotráfico, especialmente cuando los liderazgos tradicionales comienzan a ceder ante estructuras emergentes mucho más agresivas.








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